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Son muchos los fenómenos de transmisión de calor que se producen durante la utilización cotidiana del automóvil, muchos de ellos son vitales para el correcto funcionamiento y la seguridad tanto pasiva como activa.
La temperatura adecuada de todos los órganos del grupo motor asegura tanto el correcto rendimiento del mismo como su durabilidad.
Mediante análisis termográficos pueden ser detectados fallos de fabricación en neumáticos, ya que al rodar de manera no uniforme se producen calentamientos en zonas localizadas.
El correcto dimensionamiento de los equipos de aire acondicionado y climatización de los automóviles requieren del conocimiento de los fenómenos de transmisión de calor presentes en el habitáculo.
Para diseñar los órganos de freno de manera optimizada es necesario conocer la cantidad de calor que se debe disipar debido a la transformación de energía cinética en energía calorífica y al mismo tiempo debemos conocer de qué manera se va a disipar ese calor.
Estos son sólo alguno de los múltiples ejemplos que justifican el análisis térmico de los componentes del automóvil.